Editorial: Soleil
Año: 2010
Guion: Sylvain Cordurié
Dibujo: Vladimir Krstic Laci
Reseña: Kal-El
Corrección: Johnny Von Cher
Miniserie de dos tomos de la editorial francesa Soleil, parte de la colección 1800.
Mayo de 1891. Sherlock Holmes muere en las cataratas de Reichenbach cuando se enfrenta a su mayor adversario, el profesor Moriarty. Eso es al menos lo que afirma la prensa. Una versión arriesgada, ya que Holmes está vivo y quiere aprovechar su presunta muerte para viajar por el mundo. Pero aunque es fácil engañar al común de los mortales, otros no se dejan convencer tan fácilmente. Holmes ve sus planes frustrados cuando los vampiros de Londres dan con su rastro en París...
Cuento: El problema final (1893).
La más importante de todas las aventuras de Sherlock Holmes.
Conan Doyle no aguantaba más y estaba dispuesto a dar un giro a su carrera literaria eliminando a Sherlock Holmes de ella. Por tanto, escribió esta historia en la que nos introduce, de repente, a Moriarty: un Napoleón del crimen que anda secretamente detrás de casi todos los delitos que se producen en la ciudad de Londres. Holmes ha recopilado pruebas suficientes para ponerlo entre rejas, y está dispuesto a presentarlas, pero pronto descubre que su vida corre serio peligro y tiene que huir de Inglaterra junto a Watson para salvar su vida. Comienza una persecución a través de Europa que culmina en las cataratas de Reichenbach, junto a la población suiza de Meiringen, donde se produce el encuentro mortal entre Sherlock Holmes y Moriarty. Lo encuentras en la colección Canon Sherlock Holmes ilustrado, tomo IV.
Descarga Epub: El problema final (1893)
Tomo I. La llamada de la sangre.
Citas:
«Habría tenido más sentido terminar la noche con un poco de sueño, pero yo quería hacer hablar a la sangre.»
«- ¿Holmes?
- La visión de la sangre... es una fascinación que no puede reprochar, estará usted de acuerdo.»
«Para alguien que no cree en la fuerza del destino, debo admitir que la fortuna me fue curiosamente favorable.»
5 de junio de 1891, Londres.
Hay un vengador nocturno y no es de este mundo. De ninguno. Solo que los principales protagonistas no lo saben, aún.
Los cuerpos de las víctimas comienzan a aparecer y no hay ningún rastro que las relacione. Sus muertes son terribles.
1 de julio de 1891, Covington.
Sherlock y Watson se han separado, los intereses personales son incompatibles. Pero alguien tiene que escribir esta historia y es un muerto quien toma la pluma. Ha pasado un mes desde la caída, mortal por necesidad, desde las cataratas de Reichenbach, y este muerto ha decidido que lo mejor que puede hacer con su vida es irse de viaje, un proyecto que ha pospuesto infinidad de veces. Demás está decir que va a tener que hacerlo de nuevo.
En el primer asalto, lo cuenta por suerte. A partir de este momento vemos a Holmes haciendo lo que mejor sabe hacer: recopilando información de distintas fuentes que serán unidas en un solo y gran mapa, donde no solo sabe en donde está parado, también comienza a conocer la orografía peligrosa que se comienza a cerrar alrededor de él. Y quién mejor que Van Helsing para ser su guía.
Está dispuesto a un segundo enfrentamiento, pero esta vez será en sus terrenos y quien le da la bienvenida es Irene Adler. ¿Quién si no sería un digno oponente y una carnada atractiva?
A partir de aquí, la carrera cuesta abajo (y sin frenos) inicia. Hay que capturar al criminal en el menor tiempo posible. El poder de deducción se verá puesto a prueba y será la ciencia (SI, la ciencia) la que le permitirá encontrar la solución de como atrapar al escurridizo asesino. El juego y el contra juego solo logran que el tiempo se vea reducido y que la espada de Damocles penda de la cabeza del detective.
Las viñetas son de admirar: los dibujos y el entintado en las grandes láminas que muestran las fachadas de los edificios, el puerto y los viajes por mar o el gran salón del club cuentan con una gran cantidad de detalles, te recomiendo que le pongas especial atención a la luz de las velas que iluminan el cuarto de investigación de Holmes.
Tomo II. Muertos y vivos.
Comenzamos con un paseo tranquilo alrededor de un lago, disfrutando de los últimos y cálidos rayos de sol, mientras que piensa en cómo habría cambiado su vida si hubiera tomado otras decisiones.
Londres, junio de 1891.
Bajo una furiosa lluvia, retomamos el hilo conductor donde nos quedamos.
Una vez que se ha tomado un respiro, la cacería continua, de nueva cuenta los cuerpos se van apilando en una alta montaña: los daños colaterales son muchos. Muy poca cosa pueden hacer los humanos ante un poder acumulado durante años y que está esperando la oportunidad de mostrarse.
Si una vez anterior, la ciencia ha demostrado su valía para encontrar soluciones ante lo que parece desesperado, ahora vuelve a repetir su éxito; sus conocimientos de química y la paciencia le dan la pista para el siguiente paso, además de aprovechar haciendo una visita a sus antiguos archivos, donde los últimos detalles dejaran claros los orígenes de tanta maldad.
El resto de la narración, se dedica a mostrarnos los hechos faltantes para redondear la historia de los protagonistas y el enfrentamiento final, que es toda una sorpresa.
Repite de nuevo lo magnifico del dibujo y el entintado pero ahora en los espacios cerrados de los cuartos o de las bodegas, donde las luces hacen un extraordinario juego de sombras, tanto de las personas como los muebles. En muy pocas ocasiones, la lejanía del personaje dibujado en perspectiva es pretexto para no definir de manera correcta la cara, el cuerpo o la vestimenta de los personajes que sirven para ambientar la escena.
Valor 9 de 10.
El cómic franco belga sigue siendo el rey indiscutible en el dibujo y el guion. Imperdible.
Reseña publicada previamente en El color que vino del espacio.
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