Título original: Afterlift
Editorial: Comixology
Año: 2020
Guion: Chip Zdarsky
Dibujo: Jason Loo
Color: Paris Alleyne
Grado: B-
Reseña: Hugo C
Janice Chen es una chica que maneja uno de esos autos de alquiler que utiliza o brinda un servicio de esos en los que un usuario te envía su ubicación a tu GPS y el auto lo pasa a recoger donde sea que esté. Como los Uber, aunque por supuesto que en este cómic la empresa tiene cualquier otro nombre, y de todos modos no importa. En fin, Janice no gana mucho pero le alcanza para sobrevivir, y si bien a veces le toca algún pasajero molesto, en general está bien. Sus padres preferirían que ella trabajase de otra cosa, pero ella se mantiene en sus trece. Le gusta conducir de noche así que, ¿por qué no aprovechar y de paso ganarse unas monedas?
Así son las cosas hasta que una noche le toca transportar a un pasajero apuesto y agradable pero misterioso llamado Dumu, que le indica que pase por un barrio marginal de la ciudad a recoger a un segundo pasajero. Janice desconfía un poco pero finalmente lo acerca. Dumu le pide que aguarde unos minutos y al rato vuelve con una chica y ambos entran al auto. Janice nota que la chica no parece demasiado feliz. ¿Quién es esta chica, que se ve como si la estuviesen llevando al cadalso? pregunta. La chica, que se llama Suzanna, responde con un hilo de voz: ya estoy muerta.
Resulta que este viaje no es sino el que lleva a la tierra de los muertos, a la otra vida. Cielo, infierno, lo que sea. Janice no cree en esas cosas y piensa que este señor tan agradable puede ser un loco peligroso, pero no, pronto se termina convenciendo ya que otros seres, mucho menos apuestos y agradables, comienzan a perseguirlos para quedarse con el alma de la chica. Así es que, de buenas a primeras, Janice se encuentra haciendo de transportadora de almas hacia el más allá, y la noche recién empieza…
Afterlift tiene un dibujo elemental, algo torpe y no demasiado imaginativo, pero al menos no se interpone entre el lector y el guión, que es lo que realmente hace que la lectura de Afterlift valga la pena, ya que mezcla viejas concepciones (el purgatorio, el barquero Caronte, el hilo de plata, etcétera) con elementos nuevos y desconcertantes de tal modo que cuando ya creemos que sabemos qué nos espera al voltear la página, nos sorprende con una situación, un personaje o una vuelta de tuerca que nos quita la alfombra de debajo de nuestros pies, y eso hasta la última página del último de los cinco números que componen esta miniserie.
Con eso no quiero decir que no sea una lectura placentera, todo lo contrario, los personajes, y los diálogos, y las caracterizaciones, son muy disfrutables. Por ejemplo, una vez que se convence de que esto es real y no alguna clase de ilusión, lo primero que Janice le pregunta a su pasajero es… cuál de todas las religiones está en lo correcto. ¿Quién no haría esa pregunta? Y sin embargo, éste es el primer cómic en el que veo que alguien la formule. Y así, mil detalles que indican que el guionista le ha puesto empeño a este cómic. No digo que Afterlift sea la perfección absoluta, pero luego de leer la conclusión, uno cierra el cómic y se dice: "Está bien, está muy bien." Y así es.