Título original: Taken
Año: 2008
Duración: 90 min.
País: Francia
Director: Pierre Morel
Guion: Luc Besson, Robert Mark Kamen
Con: Liam Neeson, Famke Jannsen, Leland Orser, David Warshofsky, Xander Berkeley, Maggie Grace
Grado: B-
Reseña: Hugo C
El recordado Leslie Nielsen fue un actor que dedicó la mayor parte de su carrera a papeles serios o dramáticos en cine y TV hasta que su participación en la película satírica Airplane! (1982) le abrió la posibilidad de dedicarse al humor. Si bien otros actores "serios" –Lloyd Bridges, Robert Stack y Peter Graves, por mencionar a los más conocidos– participaron en Airplane!, Nielsen fue sin duda quien más beneficiado resultó, iniciando una segunda carrera como actor de comedia con, entre otras, la trilogía de The Naked Gun (1988-1994).
Algo similar sucedió más recientemente con Liam Neeson y la película de hoy. Neeson, un cincuentón que hasta entonces se había dedicado mayormente a películas dramáticas como Schindler's List (1993) o The Mission (1986), inicia con Taken (2008) una nueva etapa en su carrera, ahora como héroe de acción, a la edad en que otros suelen optar por papeles más sosegados, de padre, abuelo o mentor de un protagonista treintañero.
Por supuesto que estamos hablando aquí de la llamada "magia de Hollywood" y no de la vida real. No se trata de que Neeson hubiera decidido dejar la actuación y dedicarse a una vida de aventuras, sino tan sólo participar en películas de acción, poniendo la cara para que los dobles de riesgo se jueguen la vida y lo hagan quedar bien en la pantalla. Aún así, suele ser difícil para un actor ya entrado en años convencer al público de sus proezas en la ficción. Pensemos, por ejemplo, en John Wayne en McQ (1974) o las últimas dos o tres películas de Roger Moore como James Bond a mediados de la década del 80.
Y sin embargo, no en menor medida gracias a la experta producción de Luc Besson –quien ya había encarado una labor similar con Jean Reno en Leon (1994) y con Jason Statham en The Transporter (2002)–, la apuesta dio sus frutos y de ahí en más, Liam Neeson protagonizó, entre otras, The A-Team (2010), Unknown (2011), The Grey (2011), Non-Stop (2014), Run All Night (2015), The Commuter (2018), Honest Thief (2020), The Marksman (2021) y las inevitables secuelas de Taken. No sólo eso, sino que inauguró su propio subgénero, que ha sido visitado también por otros actores en similar situación, como Gerard Butler, Jamie Foxx, o, más recientemente, Bob Odenkirk, y ha servido para resucitar la carrera de Keanu Reeves gracias a la serie de películas de John Wick.
Tal vez parte del éxito de la película se basa en que ésta apela al temor visceral que tiene todo padre (o madre), de que vengan los gitanos, o el hombre de la bolsa, o los traficantes de órganos, o quien sea, y le lleven a su bebé. (En este caso, una adolescentonta de casi 30 años, pero la idea básica se mantiene.) También se trata de una película de retribución, y no me refiero solamente a los tratantes de blancas que terminan escogiendo al adversario equivocado, sino a todos aquellos que en el transcurso de la película forrean, basurean, menosprecian y maltratan a Bryan Mills (Neeson), incluyendo en esta lista a su esposa y a su hija, que le mienten, lo engañan y lo tratan como a un subnormal y terminan cosechando lo que sembraron cuando las preocupaciones de éste se cumplen.
Taken es parte del subgénero de "os habéis metido con el hombre equivocado", que es tan viejo como Hollywood e incluye títulos superficialmente tan dispares como Bad Day at Black Rock (1955) con Spencer Tracy, o First Blood (1982), la primera película de la franquicia de Rambo. Aquí, una banda de tratantes de blancas secuestra a la hija adolescente de 30 años del protagonista, quien acaba de finalizar el bachillerato y aún es virgen (sí, a sus 30 años). Uno de ellos comete el error de burlarse de él y desearle buena suerte, y ésa termina siendo la punta del hilo que le sirve a Mills, un ex agente de la CIA, para pararles los pies y rescatar a su hija adolescente antes de su cumpleaños número 31.
Hay acción, pero es el tipo de acción coreografiada y editada como para hacer quedar bien a un actor cincuentón que nunca se ha dedicado a estos menesteres. De todos modos, ya dijimos que éste es el fuerte de las producciones de Luc Besson, que siempre cuentan con buenos coordinadores de lucha y escenas de riesgo. También hay al menos una escena de tortura que se quedará con el espectador luego de los títulos finales.
¿Me gustó? Sí, en 2008. Ahora, tras tantas imitaciones y secuelas, la cotización de Taken ha descendido de manera considerable, pero aún la conservo en mi colección de películas –sólo la primera, no las secuelas– y de vez en cuando la exhumo para echarle una mirada.
Esta reseña ha sido previamente publicada en el blog La espada salvaje de Betina.